martes, 24 de junio de 2008

A la libre interpretación

Al principio fue muy duro, estuvo en coma varios meses.

Parecía que el tiempo no pasaba, yo me sentaba a su lado y le miraba con lágrimas en los ojos, todos los días lloraba, al menos una vez, era una sensación de ahogo constante del que era imposible zafarse, nada me hacía sonreír, y si lo hacía yo sentía que era una autentica farsante, puesto que no sentía la necesidad de mostrar un sentimiento que no tenía. Mis amigas me hacían salir, y yo salía encantada, puesto que si me quedaba en casa se me antojaba que las habitaciones cobraban vida y se movían con la intención de aplastarme…

De pronto un día empezó a mover los ojos, primero lentamente, luego un poco más rápido, y después comenzó a abrirlos lenta y penosamente. Le costó hacerse a la luz después de tanto tiempo…
También le pudieron retirar la respiración asistida, pero seguía sin ser él, lleno de moratones y de aparatosas heridas que no terminaban de curar.

Todo era un gran avance, paulatinamente nos íbamos sintiendo mejor…

Una mañana encontró suficientes fuerzas como para levantarse de la cama, quedándose sentado al borde, respirando entrecortadamente a causa del dolor que aún sentía. Al día siguiente consiguió ponerse en pie, y varios días después caminó hasta la puerta de la habitación, aunque aún estaba débil buscó, y encontró, la fuerza suficiente para ir superándose.

Yo le veía llorar, sufrir, desesperar… pero ambos conseguimos superarlo, siempre habíamos conseguido superarlo todo, aunque ahora las cicatrices eran mayores, aunque ya no confiaba en lo que le rodeaba, aunque jamás volvería a ser lo que fue, aún así ahora esta preparado para volver a empezar…



1 comentario:

C. dijo...

Y lo superé...